El destino tiene estas cosas. Ángel Correa, que encontró la gloria en Granada, tras un remate envenenado por un rival, mandó a la grada una pelota de esas que sólo hace falta poner el pie para embocar. Cosas de brujas. El argentino andaba atento, pendiente del enésimo remate de Luis Suárez y, también, de otra parada más de Aitor Fernández. Pero hay cosas que escapan a la lógica, como bien demostró ese golpeo al infinito, que no tenía otro destino posible que ser el tanto de la remontada del líder. Pero, sí, el héroe de Los Cármenes acabó tendido sobre el césped, maldiciendo a su suerte, en el arranque del segundo acto. Habría sido su quinto tanto de la temporada, pero el bote le jugó una mala pasada. Se la jugó también a su equipo. «El 1-2 no quiso entrar, así que el empate es justo», resumía Diego Pablo Simeone, que no podrá contar con Saúl y Savic para el segundo asalto del sábado ante el Levante, por acumulación de amonestaciones.
Para ese momento, a Marcos Llorente ya le había sonreído la fortuna. Su octavo gol en la Liga contó con la colaboración involuntaria de Rober Pier. Cada balón que sale de sus botas, izquierda o derecha, suele ser decisivo para la suerte de los suyos. No sólo son sus dianas, que también, sino las siete asistencias con las que comanda ese registro en la competición casera. Ante el Levante, volvió a tener las riendas sueltas en la medular y le faltó un palmo para haber seguido agrandando su cuenta de regalos a sus compañeros. Fue una locomotora incontrolable por el carril derecho. En esos parajes es donde está escribiendo su gran historia en rojo y blanco.
Se volvió a ver con el marcador en contra el Atlético, algo que ha dejado de ser novedoso en este 2021. Oblak cerró el año con cinco goles en contra tras 14 jornadas, camino de unos registros defensivos de récord. En siete de las últimas ocho jornadas se ha marchado con algún gol en su casillero. Hasta nueve ha encajado, para un total de 14. Desde la sanción a Trippier, que concluye ya el próximo 28 de febrero, los rojiblancos siempre han recibido algún zarpazo. De hecho, el único duelo que dejó a cero en este año fue el que jugó el inglés, frente al Sevilla, gracias a la cautelar de la FIFA.