A Erling Haaland y Robert Lewandowski, dos de los mayores huracanes goleadores del continente, les separan 12 años. Lo que significa que el noruego era un crío cuando el polaco ya era una estrella mundial, marcando goles en el Borussia Dortmund. Sobre la hierba del Allianz Arena de Múnich, ambos dieron rienda suelta a su colmillo. Un festival goleador que acabó con un triplete para Robert y un amargo doblete para Erling. Una remontada (4-2) que permite al Bayern recuperar el liderato ante la amenaza del Leipzig, del que sólo le separan dos puntos.
Y es que en apenas 10 minutos, el ex futbolista del Molde parecía haber puesto el mundo a sus pies con dos zarpazos. El primero, a los 74 segundos, con un potente disparo desde fuera del área. El segundo, de esos que él acostumbra a empujar porque siempre suele estar en el lugar donde debe. Cosas que sólo tienen aquellos que tienen el gol en la sangre, como le ocurre a Haaland. Aunque, como se vería al final, no era el único. Los dos mejores cañoneros de la Bundesliga estaban reunidos sobre el mismo tapete.